La palabra
Namasté proviene, como no podía ser de otra forma, del sánscrito, la misma
lengua base de donde provienen todos esos nombres impronunciables de asanas que
nos empeñamos en decir durante las clases de yoga. Esta palabra es una combinación de dos
palabras “Namah” y “te”. “Namah” podriamos traducirlo como reverencia u
homenaje y “Te” se podría traducir como un “a ustedes”. La unión de estas dos
palabras formando la palabra Namasté se traduciría como un “Me inclino ante
ustedes” o “me inclino ante ti”.
Porqué
Namaskar y no Namasté? Es más correcto decir Namaskar que Namasté? Porqué la
mayoría de escuelas y de profesores de yoga utilizan Namasté al iniciar una
clase y en cambio ahora se empieza a escuchar Namaskar?
La respuesta
es sencilla, no busquéis una respuesta correcta o una comparación, ambas son
completamente correctas, simplemente son dos palabras distintas.
La palabra
Namasté es mucho más común y utilizada en el día a día de muchas personas en
países asiáticos, y por tanto utilizada miles
y miles de veces durante cada minuto a lo largo del planeta. Al ser una
palabra que incluye un símbolo de respeto y amistad verdadera hacia la persona
que saludamos, es normal que en muchas escuelas de yoga tanto orientales como
occidentales se haya convertido en un saludo típico y lleno de un significado
muy profundo.
Namasté es
el saludo más típico en la India y en Nepal,
es un saludo de amistad entre personas cuando se encuentran. Dicen los que han estado en Nepal que es todo
un regalo para los sentidos encontrarse a un sherpa cargado con una pesada
mochila de un occidental, mirarle a los ojos, y que en seguida una sonrisa
ilumine su cara mientras pronuncia esta bella palabra: Namasté.
La palabra
Namaskar es también una palabra india proveniente del sánscrito, su traducción
más simple sería algo así como un
“saludo a la divinidad que hay en ti”. Hay quien dice que es también un saludo
entre almas, algo así como un : nuestras almas se saludan. Dicen los maestros
que la forma ideal de saludar con esta palabra es cuando las manos se juntan a
la altura del corazón, la cabeza se inclina, las manos juntas se dirigen a la
altura de la frente y después bajan de nuevo hasta el corazón.
Los maestros
cuentan también que desde un punto de
vista espiritual, este saludo tiene un poder de evocación de nuestra divinidad
esencial, y que su uso consciente de su significado espiritual, nos ayuda a
recordar que tratamos a cada uno de los que saludamos como almas y no como
personalidades.
Creo que la
mejor manera de saludar sigue siendo esa sonrisa que sale inconscientemente de
nuestros labios al pronunciar cualquiera de estas dos palabras. Así que…Namasté
o Namaskar, podéis elegir la que más os apetezca. Ambas dirán mucho si las
decís desde vuestro interior.
Namaskar o
Namasté.
Gracias
Dario
Fuente
Dario Chaparro.